I Simposio REFLEXIÓN SOBRE EL DISCURSO AUDIOVISUAL
6 de abril de 1988Nosotros y la Humanidad
16 de marzo de 1989En mi doble condición de Directora de la Escuela de Cine y Televisión y de productora independiente de cine y de programas de televisión, he preparado el siguiente documento con la finalidad de colaborar en destacar todos aquellos hechos que son, según mi entender y experiencia, causa de las fallas de la comercialización cinematográfica, y también proceder a indicar taxativamente las medidas y acciones que en mayor o menor grado considero están llamadas a lograr el cambio necesario y posible para desarrollar las industrias audiovisuales, no sólo en Venezuela sino en los países hermanos.
El gran problema de la producción de cine en los países latinoamericanos radica en el hecho palpable del desequilibrio existente en la balanza de pagos en lo relativo al comercio exterior en el mercado audiovisual, incluido éste dentro de la totalidad de productos culturales.
Desequilibrio consistente en que mientras entre la totalidad de productos culturales importamos 5, exportamos 1. (UNESCO 80%-20%).
La industria cultural, cine, TV, libros, revistas, videocasetes y otros, -sólo atendiendo acá a lo audiovisual-, requiere, como
toda industria, un proceso de creación, producción, distribución, comercialización, una política de precios, recuperación del capital invertido, ganancias y nueva creación para la repetición del ciclo. Requiere de una planificación de la producción, entendida como número de productos a producir por año, y nuevos mercados para ampliación de las ventas.
En cine se han de tomar en cuenta las audiencias, las cuales deben ser motivadas, mediante el proceso publicitario, a atender a los nuevos productos y para ello hace falta el destacar estrellas, la habituación a géneros y temas, el reconocimiento a los directores, la calidad de las películas y de las salas para que el público se vea llamado a salir de sus casas y asistir por su placer, distracción y entretenimiento a ver aquella película que ha seleccionado.
El proceso de la comercialización del cine latinoamericano, y específicamente del cine venezolano, es un hecho inmerso en la totalidad de la problemática de la creación y la difusión de las imágenes, propuestas por nosotros mismos.
Estas imágenes deben concebirse en función a varias especificidades:
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La proposición del autor.
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La visión y comprensión de las audiencias a las cuales está dirigido.
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La planificación del lanzamiento en el propio país, antes de rodar el primer pie.
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La comercialización en el país, respetando un orden en el cual primero van las salas de cine, luego la venta de videocasetes y finalmente la exhibición por televisión.
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La presentación en festivales extranjeros, prefiriendo aquellos que no sean sólo festivales, sino también mercados.
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Planificar la asistencia de productores y películas a los mercados internacionales acompañados de negociadores que conozcan el idioma y tengan relaciones comerciales con los compradores de diversos países.
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Buscar ante todo los mercados donde el doblaje no sea necesario.
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Buscar las coproducciones con los países cuya idiosincrasia o diversos otros factores, favorezcan la venta del tema propuesto en el film.
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Ir en las coproducciones con estrellas "taquilleras" de cada país coproductor.
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Tener partidas presupuestarias o intercambios acordados tanto para el lanzamiento como para la continua promoción y venta del film.
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Lograr el interés en las plantas televisoras para la adquisición de los derechos de explotar el film por su canal, ello antes de comenzar la filmación, a fin de obtener apoyos desde un principio, tales como:
- Reportajes televisivos sobre el rodaje.
- Entrevistas al director, productor, actores principales, músico, guionista, otros, que sean de interés del público, especialmente para el momento del lanzamiento.
- La exhibición por televisión se anunciará para más adelante, por ese mismo canal. -
Lograr reformas legales favorecedoras de la producción de cine nacional: Bilateralidad impositiva, es decir: Francia cobra a Venezuela un impuesto de 33% por toda obra sea de cine o televisión que adquiera, este impuesto se llama:
"retenue a la source" e implica que en el momento de hacer el pago el ente comprador, deduce o retiene el 33% del pago acordado, que debe ser cancelado al fisco según la legislación tributaria de Francia.La bilateralidad consistirá en que Venezuela, el Ministerio de Hacienda en este caso, por decreto exija igualmente a los distribuidores de películas extranjeras en Venezuela, el que un impuesto similar sea pagado a Venezuela por el productor extranjero. El monto de ese impuesto no es unívoco. Es decir, cada país establece el impuesto sobre las obras audiovisuales de modo bilateral. Así Venezuela podría establecer 5% con Francia, e igualmente Francia bajar su impuesto actual al 5%. El cortometraje "El cuatro de hojalata" que logré comercializarlo con Antenne 2 de Francia, finalmente no lo firmamos en venta, pues el impuesto tan alto más la comisión del 20% del vendedor hicieron no interesante la operación para el productor Alberto Monteagudo, lo cual es comprensible. De ello se informó a la Dirección de Cine de Fomento, pero allí no se tomaron cartas en el asunto, ya que los acuerdos bilaterales son competencia del Ministerio de
Relaciones Exteriores. ¿Quién es entonces el llamado a coordinar todo lo necesario para llegar a decretos presidenciales que favorezcan esta industria y a la vez proteger el medio de vida de los productores y autores cinematográficos? -
Hace falta la creación de una sala de exhibición para mostrar cine latinoamericano o de otros países en vías de desarrollo cuya filmografía es interesante, pero al ser no comercial no interesa a los distribuidores y no por ello debemos estar privados de conocerla.
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La identidad cultural de nuestra infancia y juventud está cada día más amenazada por la invasión televisiva y cinematográfica extranjera, especialmente de los Estados Unidos de Norteamérica, debido no sólo a la exhibición de más del 75% de films y programas extranjeros norteamericanos en nuestras salas de cine y plantas de TV, sino también por la invasión de las antenas parabólicas, que han comenzado a cambiar el panorama, el horizonte audiovisual del mundo se ha expandido a lo planetario. Las raíces son necesarias, indispensables, dentro de la visión de la totalidad.
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El Estado debe velar por el estricto cumplimiento del 50% como el mínimo de producción nacional en la programación televisiva, y reglamentar lo que se denomina "Producción Nacional". Esta debe ser entendida como la labor de creación y producción que conlleva a la realización de un producto nuevo, que puede ser visto en varias oportunidades y comercializable, para ser difundido en varios países. Es una trampa que se nos está haciendo el que programas como las carreras de caballo, que consisten en colocar unas cámaras frente al evento para grabar su desarrollo, sean considerados con el mismo valor dentro del 50%, o debería entonces ser aumentado el % de producción nacional reglamentario.
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La obligación de las plantas televisoras en exhibir mayor número de horas de programas nacionales implicará la creación de empleos estables y el desarrollo de la industria audiovisual.
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De cumplirse con la obligación de los distribuidores y exhibidores de cine, tanto por TV como en salas de teatro, de difundir películas extranjeras junto a un 50% de películas de producción venezolana, llevaría de inmediato a la coproducción con casas extranjeras y ello al desarrollo de la industria nacional.
CONCLUSIONES:
Por todo lo anterior, el Estado Venezolano en convenio con los demás países de la América Latina, debe y puede diseñar una política -que estamos planteando claramente los productores, autores, directores, actores- de cine para las salas de cine, de cine para videocassettes, de cine para televisión y de programas en video para televisión, a fin de tomar las medidas necesarias para el desarrollo de la industria audiovisual. A los estados latinoamericanos y al venezolano específicamente, esto les redundará económicamente favorable. Se tomará en cuenta:
- Ingreso de divisas por la venta de programas y películas producidas en el país.
- Creación de empleos por el desarrollo de la producción nacional independiente de cine y programas de televisión.
- Afianzamiento de nuestras raíces, lógica consecuencia de una industria audiovisual nacional.
- Mayor producción nacional, debido a que las plantas de TV contratarán a los productores independientes para realizar coproducciones, producciones asociadas, contratadas externamente u otras formas de acuerdos.
- La producción independiente implicará que comenzarán nuestros autores y productores a proponer ideas a las plantas de TV y estas a analizarlas, someterlas a evaluación y presupuesto a los fines de su contratación, se acordarán los derechos de explotación nacionales e internacionales.
- Se iniciará una producción más interesante que la actual en la cual no hay variación de géneros y temas, por miedo al riesgo. El productor independiente trae nuevos enfoques, asume riesgos que compartirá con la planta de TV.
Estas ideas tienen por finalidad coadyuvar al desarrollo de la industria cinematográfica venezolana, considerada dentro del marco de la industria mundial.
María Cristina Capriles 13/8/88